domingo, 10 de marzo de 2024

VUELTA A LA REALIDAD. Nueva etapa

El covid, y los nuevos derroteros que la vida nos ha ido deparando, hicieron interrumpir la dinámica que veníamos manteniendo. Ahora, decidimos retomar este espacio con un nuevo nombre: “La realidad nos interpela”; aunque manteniendo la esencia que nos ha venido animando durante tantos años: un espacio de reflexión y diálogo acerca de esta cruda y difícil realidad que nos ha tocado vivir. Más en concreto, un ámbito en el que ayudar a plantearnos, de forma conjunta, una reflexión crítica sobre sobre aquellos interrogantes y retos que desafían actualmente nuestra vida, incluida la dimensión cristiana que nos caracteriza. 


Con ello esperamos poder contribuir de forma comunitaria a la orientación de nuestros compromisos personales y comunitarios, atendiendo a sus diversas dimensiones, no siempre tenidas en cuenta en nuestro quehacer cotidiano: lectura crítica de la realidad; atisbar los signos de los tiempos, cultivo de una espiritualidad liberadora… 

Se puede acceder a los materiales de las sesiones a través de la pestaña "Realidad_interpela (1)" en la parte superior de las entradas del blog, o a través del siguiente enlace

miércoles, 15 de abril de 2020

RELEYENDO LA REALIDAD DESDE EL CORONAVIRUS



La crisis del coronavirus[1], terrible shock en el ámbito social, político y económico, y que intuimos afectará a nuestros modelos de vida personal y social, así como a los valores sobre los que se asientan, se nos presenta como un tiempo de contrastes y ambivalencias. Un tiempo que nos está sorprendiendo, tanto por las decisiones que adoptan los gobiernos, como por nuestra forma de asumirlas. Jamás habíamos imaginado, ni en el peor de los escenarios, renunciar a nuestras condiciones normales de vida, a las relaciones sociales, al trabajo, a las amistades, a los gestos cotidianos de afecto, a las convicciones religiosas y políticas… y hacerlo por el riesgo de caer enfermos, por el miedo a perder la vida, o hacérsela perder a otros.
Las medidas adoptadas por el gobierno sorprenden por su rapidez y su amplitud -aunque algunas voces critican, a posteriori, su tardanza-, sobre todo comparadas con situaciones pasadas, como el VIH, en que la actuación se demoró largo tiempo, seguramente porque entonces las víctimas eran negros, homosexuales, consumidores de drogas… personas marginales que contaban poco o nada, mientras que ahora la amenaza es a todos.
Esta pandemia puede ayudarnos a actualizar nuestra lectura de la realidad, y podemos entenderla como un signo de los tiempos que aporta nuevas luces y sombras sobre nosotros y nuestra vida en este planeta y en este momento concreto. Nuestro ser personal, nuestras relaciones personales, nuestra relación con la enfermedad y la muerte, el sentido y la importancia de los trabajos, los servicios públicos, la política y su relación con la economía… son sólo algunos de los aspectos que comenzamos a repensar en estas nuevas circunstancias.




[1] En los momentos de escribir esa reflexión nos encontramos todavía en fase de confinamiento, sin tener certeza de cuándo va a finalizar

viernes, 20 de octubre de 2017

Mujeres de la biblia: una herencia profética y liberadora

Vivimos una situación en la que la que todavía muchas personas siguen viendo natural que las mujeres estén destinadas a la sumisión, al anonimato, la opresión…  y sean reducidas a la condición de “objetos”.
Tratar de comprender este hecho, en el contexto de la historia de salvación, implicaría negar la acción salvadora de dios en el Pueblo de Israel, así como la práctica liberadora de Jesús, el Dios Encarnado, que vino a instaurar el Reino en medio de los pobres.
Por eso, tanto la Iglesia como la sociedad, se está cayendo en la cuenta de que la identidad y el ser de la mujer pertenecen a ese Dios que la creó a su imagen. Una nueva conciencia que va generando un proceso de cambios acelerados, estamos abriendo puertas que han estado cerradas por miles de años, vamos descubriendo nuevas perspectivas, otro modo de ser y estar en el mundo, otra manera de ver las cosas y leer la historia.
Desde esa nueva conciencia, en este XVII seminario de lectura de la realidad, vamos a volver los ojos a la historia intentando recuperar la herencia profética y liberadora de las mujeres de la Biblia. Mirada retrospectiva que esperamos nos ayude a descubrir la fecundidad liberadora del texto bíblico que nos muestran, de manera delicada y sencilla, rostros de mujeres, que a pesar del sufrimiento y oscuridad a la que fueron sometidas por la cultura y el poder patriarcal, fueron capaces de conquistar espacios de participación, desempeñar papeles importantes y generar vida en abundancia para el pueblo. Mujeres valientes, que rompieron barreras del sistema esclavista de su tiempo, defendiendo y rescatando la vida allí donde estaba amenazada. Mujeres inteligentes y sabias, mujeres discípulas, profetisas, misioneras, portadoras de la Buena Nueva del Reino.
Y nos proponemos hacer este recorrido en un espacio de oración, desde un doble convencimiento:
  • que es una nueva manera de comprender a Dios, de hacernos preguntas y aproximarnos al misterio de la transcendencia, que nos constituye, nos habita y sobrepasa
  • que nos ayuda a creer que es posible construir nuevas relación de equidad, respeto y reciprocidad entre las mujeres y los hombres, y a enredarnos en esa tarea.

Pero no podemos olvidar que la Biblia también está atravesada de sombras. No en vano es palabra inspirada, pero escrita por hombres y, en consecuencia, en un molde patriarcal, como queda de manifiesto en determinados pasajes en los que se legitima la violencia y el empobrecimiento de las mujeres; algo que no puede ser Palabra de Dios, y necesita ser reinterpretado desde otras claves. Un ejemplo: Nos fijamos en Jr 20,7 “Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste, y me violaste. Yo era motivo de risa todo el día, todos se burlaban de mí”… Algunos autores hablan de esos textos de terror del Antiguo Testamento para referirse a los textos que legitiman la violencia contra las mujeres “en nombre de Dios”, y  y nos preguntamos ¿puede ser la experiencia de una violación un imaginario adecuado de Dios para las mujeres? ¿Que está legitimando? 

lunes, 16 de enero de 2017

EDUCACIÓN Y CAMBIO ECO SOCIAL

La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza
Papa Francisco, Laudato si’

La revolución educativa está en marcha: ¿tomamos las riendas o qué lo hagan otros?

La revolución educativa que se aproxima (que ya está en marcha) es de gran magnitud (o tomamos las riendas -queremos ser protagonistas-, u otros ya se están encargando de dirigirla hacia sus intereses)
Hoy todo cambia, ¿la educación también? Vivimos una época de cambios. En pocos años el mundo ha cambiado sustancialmente y el ritmo de esta transformación es muy acelerado; de forma que en pocos años nuestro ritmo/estilo de vida cambia de manera importante.
Podríamos decir que en la raíz de esos cambios (que afectan a la economía, la política, la cultura, la sociedad…) se encuentra la transformación radical del mundo analógico y la aparición del mundo digital. Aplicado al ámbito que nos ocupa podemos decir que si ya no somos sólo receptores de contenidos, sino que además interactuamos en todos los ámbitos como emisores, podemos preguntarnos, tiene sentido seguir tomando a los estudiantes/educandos como recipiente vacíos que hay que llenar de contenidos? ¿Esta concepción no es la propia de otras épocas?
En el Seminario de Lectura de la realidad de este curso se propone una reflexión, un diálogo, sobre esas cuestiones vinculadas con la educación, y lo hace desde un requisito previo: la necesidad de partir y mantener “una concepción humanista de la educación y el desarrollo, basada en el respeto a la vida y a la dignidad humana, la igualdad de derechos, la justicia social, la diversidad cultural, la solidaridad internacional y la responsabilidad compartida de un futuro sostenible. Éstos son los fundamentos de nuestra humanidad común”

lunes, 22 de junio de 2015

Reflexiones en torno al funeral de Félix Felipe, desde (una aproximación a) el pensamiento del propio Félix.

Esta mañana he asistido al funeral de Félix Felipe. Lo que siguen son mis impresiones / reacciones  en la ceremonia, realizadas desde el respeto y sin ánimo de crítica a nadie; sólo como complemento a lo que he entendido que se manifestaba en la celebración.

Una de las primeras cosas que me ha chocado es que allí se estaba recordando una figura “institucional” de Félix; algo que creo que al propio Félix no le hubiera gustado. Enseguida se me agolpaban reflexiones suyas que avalaban esta impresión: Trataba de imaginar fragmentos o imágenes bíblicas con las que poder reflejar a Félix. Centrándome en el Nuevo Testamento, la imagen que emergía era la del “discípulo amado” (Jn 21). En este capítulo final del Evangelio de Juan se apuntan las relaciones históricas e institucionales entre la gran Iglesia o iglesia jerárquica (representada por Pedro) y ese enigmático personaje del “discípulo amado”.

La función asignada por Jesús a Pedro la conocemos: “Tú eres Simón, hijo de Juan; tú te llamarás Cefas, que significa Pedro” (Jn 1, 42), es decir, Piedra-cimiento de la iglesia (cf. Mt 16, 17-18). Menos clara queda la función del discípulo amado, que no tiene más autoridad y tarea que amar y ser amado, dentro de una comunión de "amigos" (Jn 15, 15) y que bien podemos identificar con un personaje o una iglesia mística más basada en la libertad.  Podríamos decir que se trata de dos modelos que conviven, ni siempre de forma satisfactoria.

Otra cuestión sería qué relación debería haber entre ambos personajes / modelos de iglesia.  Básicamente podríamos decir que ha de establecerse una relación de diálogo, en la que el discípulo amado ha de aceptar la autoridad de Pedro, y, por su parte, la gran iglesia –Pedro, la jerarquía- deben admitir al discípulo amado, a los místicos testigos de la libertad originaria que produce y expresa el amor. Y esto sin olvidar algo que me parece fundamental: quién es capaz de descubrir el rostro de Jesús no es Pedro con su autoridad, sino el discípulo preferido de Jesús con su anonimato y libertad.  

El discípulo amado y Pedro (místico / jerarquía) funcionan bien cuando permanecen juntos. 

Este Félix místico, cercano al discípulo amado, es crítico con los estereotipos y “clases” que se establecen en la iglesia. Para ejemplarizar lo que quiero decir nada mejor que algunas palabras suyas cuyo sentido recuerdo: uno de los graves problemas a los que se enfrenta la evangelización es ¿quién evangeliza a los curas y obispos?  Como místico, para Félix la respuesta a esa cuestión es que debe darse en ellos una actitud pasiva: dejarse evangelizar; dejarse ayudar, dejarse enseñar…. Lo importante es darnos cuenta de que somos personas, con la misma dignidad, y eso es lo que puede hacer posible la unidad en la diversidad.

Todos los cristianos somos iguales. Lo que confiere la dignidad es el bautismo y la relación personal con Dios (discípulo amado) y no la función o el cargo.  Esta eclesiología, que eclesial y socialmente es la más olvidada, subraya la fuente de la gran dignidad: todos hijos, todos hermanos, y es la base de una gran noticia: todos y todas somos hijos de Dios; desde el Papa hasta el último. El bautismo es el sacramento básico. Además, desde la fidelidad a lo real (otro concepto clave en Félix) el señalaría como hoy en día, todos los ropajes (de cura, de obispo, de cardenal…) chocan con la mentalidad moderna, y entrañan un peligro, tanto en la iglesia como fuera de ella, como es el establecimiento de diferencias por funciones, con lo que las personas quedan definidas por su función, por lo que hacen, y no por lo que son.

Mirando al Antiguo Testamento también hay figuras significativas, en particular subrayaría la del Siervo de Yahvé de Isaías, pero también otras dos la del vigía (qué queda de la noche…) y la del mensajero de la paz (qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la paz).

El personaje y el tema del Siervo sufriente en Isaías tienen numerosos puntos en los que Félix hacía incidencia. Nos recordaba como en el primer poema de Isaías, Dios presenta al Siervo y señala su misión en medio de las naciones (Is 42,1-5): ungido con el espíritu de Dios, la tarea del Servidor es promover e implantar el derecho en la tierra, restablecer la justicia plena de Dios, sin olvidar que porque que esa justicia sólo encuentra su pleno sentido en el amor libre y fontal de Dios. Este tipo de reflexión le servían a Félix para incidir en otros de sus temas favoritos. La profecía y el misticismo: sin la profecía, el lenguaje de la contemplación corre peligro de no entrar en la historia en la que Dios actúa y donde lo encontramos. Sin la dimensión mística, el lenguaje profético puede estrechar sus miras y debilitar la percepción de Aquel que todo lo hace nuevo (Ap 21, 5).

El lenguaje de la contemplación reconoce que todo viene del amor gratuito del Padre y abre “nuevos horizontes a la esperanza”. El lenguaje profético denuncia la situación -y sus causas estructurales- de injusticia y despojo en que viven los pobres, porque busca descubrir “los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor” en los rostros marcados por el dolor de un pueblo oprimido. Ambos lenguajes nacen en el pueblo pobre, como en Job, desde el sufrimiento y la esperanza del inocente. Esa sigue siendo, en efecto, la situación de la mayoría de la población: pobreza y sufrimiento injusto.

Reflexiones que dan pie a otras no menos importantes en el pensamiento de Félix: la experiencia de la cruz y la muerte, sin olvidar que a ellas le siguen la alegría de la resurrección y la vida. En estos temas sus reflexiones hunden raíces en el cuarto canto del siervo (Is 52, 13-15; 53, 1-12) que narra los sufrimientos del siervo y su último sentido.
Respecto a los pies del mensajero, reproduzco las palabras que me surgieron cuando tuve que comunicar a los asistentes a distintos cursos del seminario de lectura de la realidad el fallecimiento de Félix:
¡Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la paz! ¡Qué hermosos son los pies que anuncian la paz, la esperanza, la libertad a todos aquellos que jamás gozaron de ella! ¡Qué hermosas son esas vidas que ofrecen una sonrisa y acogida a las personas, que por su estilo de vida, por sus “fallos” no caben en los cauces comunes: los delincuentes, encarcelados, transeúntes, inmigrantes, prostitutas, los hambrientos de pan y de justicia, los niños y los ancianos rechazados y abandonados, porque se les considera agresores a nuestro tren de vida consumista. A estos nadie les representa, ni se hace oír su voz, ni siquiera en la Iglesia, aunque se diga que son los preferidos…

Son hermosas palabras que me recuerdan al Félix que tantas veces hemos definido como un hombre bueno, no en el sentido que nuestra sociedad da hoy a estas palabras, sino en el que el daba por ejemplo cuando se refería a Juan XXIII como el papa bueno: personas tocadas por la gracia y la sabiduría de Dios, esa que se esconde a los que son tenidos por sabios y poderosos.

Pero, centrándome en el trabajo que hemos podido compartir con él estos últimos 14 años en el seminario de lectura de la realidad, hay otro texto que define perfectamente esa preocupación suya por educar la mirada  para poder ser vigías, y así desenmascarar los rincones oscuros de la sociedad y de la Iglesia. Creo que esta tarea educativa ocupaba buena parte de trabajo y sus reflexiones.  

El texto es "Uno me grita de Seír: Vigía, ¿qué queda de la noche? Vigía, ¿qué queda de la noche? Responde el vigía: Vendrá la mañana y también la noche". (Is 21, 11-12)
Estas figuras en las que voy identificando a Félix marcan de alguna manera los grandes trazos de su reflexión teológica. (Sin olvidar su especialidad como moralista).

El primer punto de partida es su comprensión de la persona y de la voluntad de Dios para ella: La gloria de Dios es que el hombre viva; que el pobre viva; que los pueblos pobres vivan… Me parece que pocas personas como Félix han sido capaces de mantener teórica y prácticamente con coherencia la radicalidad de esta dignidad de la persona. Su vida y su ministerio se orientaban a ese servicio a la vida, no de personas abstractas, sino de las personas concretas en la vida cotidiana, un servicio que sólo se puede vivir desde la libertad radical (libres para amar y servir) y desde la pobreza y la debilidad

Este servicio a la vida, le llevo a profundizar en las causas que producen muerte impidiendo la vida: los pobres, los ídolos y la idolatría… así como en las claves para superar estas situaciones: modelo de persona, modelo de cristiano, modelo de sociedad, modelo de Iglesia…
Recordar a Félix significa también ese aluvión de ideas, frases… que el iba transmitiendo con esa sencillez y ese lenguaje que tan poco habitual resulta en personas con su formación intelectual;  me trae a la memoria también esa lucidez suya para interpretar los asuntos y problemas mñas complejos de la realidad; ya fueran económicos o de impuestos; del 15 M y los indignados; de la reforma del estado… siempre tenía ideas que aportaban luz… Y siempre me digo que era una persona que había asumido perfectamente las claves profundas del Concilio Vaticano II: Jesús centro de la iglesia y de la vida cristiana; Evangelio leído y vivido en vuelta al Evangelio el Pueblo de Dios como sujeto y protagonista de la vida cristiana y plenamente inserto en la historia de liberación iniciada por Dios en el éxodo; la lectura de los signos de los tiempos, o de la presencia del Espíritu de Dios en nuestra historia…

Bueno, este es el Félix que yo recordaba en su funeral, el que me llevaba a dar gracias a Dios por haberle conocido y haber podido disfrutar de su sabiduría y descubierto su libertad frente a las instituciones y las convicciones, a pesar de haber asumido responsabilidades; pero siempre desde una autoridad entendida como servicio, y vivida desde la pobreza y la debilidad.

Para acabar, recordar unas palabras de Félix y pensadas para la celebración cristina de la muerte. “Recordamos el verso del poeta: “¡Qué solos se quedan los muertos!”. Este verso puede expresar no tanto un defecto cuanto nuestras limitaciones: no podemos vivir centrados excesivamente en un recuerdo por más que seamos fieles a la memoria de nuestros seres queridos, hay que mirar hacia el futuro que Dios nos promete. Por eso, acabamos olvidando a nuestros difuntos, al menos en el curso de la vida ordinaria. Ellos son los que no se olvidan de nosotros, porque entran en la vida misma de Dios y en la manera de conocer de Dios mismo, para quien todo está presente y lo está bajo una luz nueva, incomprensible para nosotros…”

Por eso le pido a Félix que, desde su cercanía al Padre, interceda por nosotros y nosotras para que podamos seguir mirando al futuro que Dios nos promete.


Hasta mañana en el Altar
Francisco J. Pérez

martes, 13 de mayo de 2014

LAS ELECCIONES EUROPEAS, reflexiones desde el Seminario de Lectura de la Realidad

En la sesión del seminario anterior a las elecciones europeas se planteo la necesidad de dialogar acerca de las mismas, como un hecho importante. El planteamiento se hace enmarcando en los contenidos que en esa sesión teníamos marcados, y dentro de la metodología propia del seminario: contrastar realidad y Palabra de Dios:


  • La oración, que este curso está teniendo como hilo conductor las comidas de Jesús, especialmente a través del Evangelio de Lucas, y en las que encontramos importantes y polémicas enseñanzas de Jesús, que nos dan a conocer a su Padre y nos enseñan el significado del Reino, en ese sentido hemos considerado que podíamos descubrir en esas enseñanzas caminos de humanización para estos tiempos difíciles. El texto de esta sesión era “La cena de despedida de Jesús con sus discípulos” (Lc 22, 14-38)
  • Dentro del tema de reflexión de este curso: “La deshumanización: raíces y claves para una nueva humanización”, íbamos a reflexionar acerca de la aportación de los profetas, en concreto Amós, a la denuncia de las crisis e injusticias de su tiempo.
  • Como Palabra de Dios cercana, acabábamos de celebrar el “domingo del Buen Pastor”, en el que se a Jesús como puerta y pastor.


Además de estas herramientas se leyó el MANIFIESTO que diversas organizaciones eclesiales (Caritas, Confer, Hoac, Justicia y Paz y África-Europa-Fe-Justicia) realizan con motivo de esas elecciones.

Nos pareció oportuno, poner en la Mesa del Señor que nos planteaba el texto de Lucas, poner el acontecimiento de las elecciones europeas, dada su importancia y trascendencia en relación con el tema de las raíces de la deshumanización, y las posibles alternativas. Además nos pareció que el texto de Lucas plantea la “regla de oro” que posibilita la regeneración de la política y la recuperación de la preocupación por las cosas públicas por parte de los ciudadanos: “Los reyes de los paganos los tienen sometidos y los que imponen su autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no seáis así; antes bien, el más importante entre vosotros sea como el más joven y el que manda como el que sirve…” Una vez más, frente a la tentación de la autoridad como poder, la propuesta evangélica es la del servicio.
¿Quiénes nos imponen hoy su autoridad y se hacen llamar bienhechores? ¿Quiénes son más importantes, las personas, sus casas amenazadas por los desahucios, su trabajo…? o los poderes económicos y financieros, la propia clase política…

Jesús habla del futuro inmediato y del escatológico y prevé que no son tiempos fáciles ni propicios: la desafección de los apóstoles: la traición; las luchas por ser el mayor… sus comportamientos van a hacer de ellos unos “malhechores”, porque -contra la voluntad de Jesús- van a usar la espada, de manera que, paradójicamente
Jesús mismo va a ser “contado entre los malhechores”.

Esta desafección será tal que les llevará a tomar una serie de medidas impensables en la época de confianza en Dios y de abandono en sus manos. Pero, paradójicamente, a pesar de tanta debilidad y claudicación, Jesús cuenta con el papel eclesial decisivo de los apóstoles. Jesús no llama e invita a su mesa, a la construcción del nuevo reino a los puros, llama a los pecadores.

Respecto al Buen Pastor, se destaca la necesidad de usar la imagen de “ovejas y pastores” con cuidado, pues muchas veces se ha utilizado para subrayar la imagen de una iglesia jerárquica, alejada a esas otras de Pueblo de Dios, de fraternidad de hijos de un mismo Padre… mucho más coherentes con el Evangelio.   

Respecto a la voz del Pastor, señalar que hoy hay muchas voces y es muy difícil distinguir la del Buen Pastor, la del camino que lleva a construir la fraternidad.

El Buen Pastor, es el que se preocupa y se interesa, no como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil para matar y robar. Ante el hecho de las elecciones tenemos que plantearnos si muchas de las políticas que se vienen aplicando desde la lógica dominante que preside la construcción europea no tendríamos que denunciarlas como políticas de rapiña y asesinas.

La imagen del Buen Pastor, por otra parte, sugiere la imagen del “Buen Político”, de la autoridad bien entendida, al servicio del pueblo, cuyas necesidades se ponen por delante, hasta el punto de que "el buen pastor da la vida por sus ovejas". El buen Pastro no se plantea los recortes en la sanidad, en la educación; no entiende que se deje a las personas sin trabajo, sin vivienda… Eso es propio de quienes no se adentran en el pueblo por la puerta, de quienes abusan del pueblo para robarle y enriquecerse.

La referencia a los profetas y a Amós nos recuerda la necesidad que tenemos hoy de profetas (pequeños profetas que denuncien las situaciones…) y el peligro de fiarnos de autoproclamados salvadores.

En la presentación de Amós se señalaba que él, como nosotros, vivía en “una nación rica, pero que esa prosperidad y bienestar esconden una terrible desintegración social. La situación de la mayoría era tremendamente dura y el estado no se preocupaba lo más mínimo para mejorarla. Existían grandes injusticias y un contraste brutal entre pobres y ricos. Los pequeños agricultores eran los que más sufrían, siempre a merced de los usureros y las calamidades naturales. Este sistema, ya duro de por sí, se agravaba con la ambición de los ricos y comerciantes que se aprovechaban de las fianzas dadas a los pobres para aumentar sus riquezas y poder. Falsificaban pesos y medidas, manipulaban las leyes y corrompían a los jueces con regalos. A esa corrupción social y política había que añadir la corrupción religiosa…”.

En ese contexto aparece Amós que, como dice, “yo no soy un profeta profesional (7, 14)”; era un ganadero al que el Señor envía a su pueblo. En su mensaje Amós anuncia el castigo a su pueblo descarriado y corrupto, y explica a la gente la motivación del mismo, denunciando una serie de pecados concretos, entre los que destacan el lujo, la injusticia, el culto falso y la falsa seguridad religiosa. Una de las cosas más criticadas por Amós es el lujo de la clase alta de la sociedad: “beben el vino en elegantes copas,
se ungen con el mejor de los aceites pero no se conmueven para nada…” Lo peor del caso es que los ricos disfrutan de esta situación a costa de los pobres. Sus riquezas las han obtenido oprimiendo a los pobres y maltratando a los necesitados (Am 4, l), conculcando al indigente y exigiéndole impuestos injustos (Am 5,11), oprimiendo al inocente, aceptando soborno y atropellando a los pobres en el tribunal (Am 5,12), pisoteando y eliminando a los humildes del país (Am 8,4), reduciendo el peso de los sacos de cereal y aumentando el precio, y modificando las balanzas con engaño, para comprar al indigente con plata y al pobre por un par de sandalias (Am 8,5-6).

También denunciará a los fieles que siguen con sus prácticas religiosas, y piensan que esa situación de desigualdad, opresión e injusticia social no es incompatible con la religión: “Aborrezco y rechazo vuestras fiestas, no acepto vuestras asambleas... Que fluya como agua el derecho y la justicia como arroyo perenne” (Am 5, 21-24).

Concluimos nuestra breve reflexión señalando la importancia de estas elecciones, a la vista de tanto sufrimiento inocente que vamos descubriendo a lo largo del seminario, y señalando la necesidad de seguir reflexionando sobre el tema, a ese respecto se adjuntan algunos documentos que puedan ayudarnos a ello.  Se recuerda también que, aún siendo importantes las elecciones, lo fundamental es el compromiso en el día a día por encarnar esos valores que hagan posible una mesa compartida y fraterna para toda la humanidad, y nuestra implicación en la denuncia de las injusticias y comportamientos que se oponen a ello.

Textos para seguir reflexionando.  


miércoles, 5 de febrero de 2014

La humanidad en una encrucijada: ¿la vida o la muerte?

La humanidad en una encrucijada: ¿la vida o la muerte?

El XIII Seminario de Lectura de la Realidad, que tuvo su sesión inaugural el 3 de febrero, profundizará a lo largo de sus diez sesiones  en “La deshumanización: Raíces y Claves para una Nueva Humanización”. Este título quiere sintetizar lo que nos parece que hoy es una opción fundamental para los cristianos, pero también para toda la humanidad: la opción entre la humanización o la deshumanización total de la vida; entre la vida y la muerte.
Se trata de una opción que reaparece en algunos momentos clave de la historia (desde nuestra perspectiva, de la historia de salvación del pueblo de Dios), como recogen citas como las siguientes:

  • Os he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición.  Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia” (Deut 30, 19)
  • No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16, 13).
  • (….)
  • “No hay distinción más fundamental entre los hombres, psicológica y moralmente, que la que existe entre los que aman la muerte y los que aman la vida, entre los necrófilos y los biófilos” (Erich Fromm)


Hoy sigue siendo necesaria esta opción, porque como dice el Papa Francisco “ … un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte; es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor” (Evangelii gaudium, 59). Y si no quedara claro lo que hay que rechazar matiza: “Así como el mandamiento de “no matar” pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata  (Evangelii gaudium, 53)

Pero al tiempo que hacemos esa opción, hemos de desvelar, en nuestra realidad concreta, cuáles son esos mecanismos de muerte. Una pista clara que hemos de seguir es la que nos dejó S. Pablo: “El amor al dinero es la raíz de todos los males” (1 Tim 6, 10). También nos da algunas pistas Luis González-Carvajal Santabárbara en su sugerente libro “El hombre roto por los demonios de la economía. El capitalismo neoliberalismo ante la moral cristiana” en el que señala: “El neoliberalismo ha soltado las ataduras de Belzebú y ahora recorre el mundo entero acompañado de su séquito de demonios: los contratos basura, la corrupción, la especulación… provocando inenarrables sufrimientos a los más débiles… Los demonios de la economía andan sueltos”.


Sirva este pequeño esbozo para diseñar alguno de los contornos en que se va a desarrollar el seminario este curso. Por si fuera poco, recogemos la invitación del Papa: “… aliento a todas las comunidades a una “siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos”… una responsabilidad grave, ya que algunas realidades del presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización difíciles de revertir más adelante. Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios” (Evangelii Gaudium 51). Ahí estamos y a eso os invitamos.